Siempre nos quedará París
- Alfredo Moya
- 11 dic 2022
- 4 Min. de lectura
Todos nos acordamos de esta frase célebre del cine, en la que Humphrey Bogart le dice a Ingrid Bergman "Siempre nos quedará París" en Casablanca (1942).
Y eso es totalmente cierto, siempre que tengas dudas, París siempre es un buen sitio para fijar tu rumbo y disfrutar de un buen tiempo y de las mil maravillas que esconde la ciudad.
He visitado la capital gala en varias ocasiones, la última fue ahora, a principios del mes de Diciembre de 2022. Si algo digo siempre, es que no hay mejor forma de conocer un lugar que de la mano de sus locales; tengo la suerte de conocer gente de allí y bueno, pese a ser de París son buena gente (los estereotipos siempre han dicho lo contrario).
Así que, me pedí un viernes libre en el trabajo, busqué una combinación de vuelos que no fuera muy cara, bufanda, chaqueta y guantes y estaba listo para embarcar....
Me cancelaron el vuelo dos veces por huelgas en Vueling y pude finamente, ser recolocado en otro vuelo el mismo dia; aterrizaba en París a las 15hrs, hora en la que me tuve que conectar desde el avión a una meeting importante de trabajo que pudimos salvar excelentemente.
Gris, nublada y con cierta llovizna, salí de la Terminal 3 de Charles de Gaulle y fui a buscar el RER B, tren que me dejaría en el centro de París (10,30 EUR).
Si algo tiene Francia por desgracia, es que los trabajadores hacen huelgas cada dos por tres y ese día no íba a ser una excepción.... conseguí llegar al 7º distrito, barrio dónde me esperaban mis amigos durmiendo una siestecilla.
Ese fin de semana, nos reuníamos un grupo de amigos de Francia, Suiza, México y España, reencuentro esperado desde 2019. Propio de la película "Sonrisas y Lágrimas" nos reencontramos todos, tomamos una cerveza y pusimos rumbo al 2º distrito para ir a cenar.
Para esa noche, elegimos el Tonton des Dames, un excelente Bistró Francés dónde hacen una carne espectacular y tienen una carta de vinos que está al nivel de la calidad que ofrecen. Pedí un steak tartar trufado como entrante, seguido de un T-Bone Steak que compartí y todo ello mariado con una botella de Chateau la Roque de 2019, un Tinto que a decir verdad era bastante bueno. (Vivino le da un 4,1). Cuando pasamos a las copas, nos unimos a una fiesta de un grupo en la planta de abajo y nos invitaron a bailar un rato con todos ellos, nos lo pasamos de maravilla.
La noche no podía decaer tan rápidamente, así que pusimos rumbo a una discoteca emblemática de París: Le Globo con cierta ambientación a España (La ambientación, era incluir todos los estereotipos de nuestra sociedad: Los Toros, la Paella, la playa, etc), allí cayeron los tequilas, gintonics y cervezas y vagamente recordamos a que hora volvimos a casa.
Al día siguiente, amanecimos con un café y un croissant en mano y pusimos rumbo a Montmartre, barrio dónde se encuentra el famoso Moulin Rouge y la Iglesia del Sacre Coeur, ubicada en la cima de una colina y con unas vistas espectaculares de todo París, así empezabamos con nuestra rutilla turística por la ciudad. Trás subir 180 escalones y varias calles con pendiente "considerable" llegamos a la cima y la verdad, valió la pena. (hay un funicular para los más vagos que cuesta 1,90 EUR)

Pasamos la tarde callejeando por el 18º distrito, tomamos una cerveza y probamos embutidos franceses hasta que cayó el sol; esa misma noche íbamos a preparar una Raclette en casa y teníamos muchas cosas que comprar, así que nos pusimos manos a la obra. Compramos 2kg de queso, diferentes tipos de embutidos, vino y patata para hacer la típica Raclette de Savoie (que no es la misma que la suiza). La verdad es que fue una cena espectacular y acabamos llenos.
Empezamos la noche con un juego parecido al beer-pong llamado "El Lago", que básicamente consiste en ir acumulando vasos encima del otro y con una pelota de ping-pong acertar dentro antes que el oponente de al lado, si tu oponente te atrapa tendrás que elegir un vaso con bebida de dentro del lago y añadirlo a tu castillo de vasos y la cosa se complica.
Tras varias partidas, nos fuimos rumbo a Pachamama (una discoteca con musica en español) de cinco plantas y luego acabamos en un bar en frente llamado Fitzroy, tomando unas cervezas y jugando a petanca (había un campo de petanca dentro del bar), todo ello cerca de la Plaza de la Bastilla

Al día siguiente, quedé con una amiga del Erasmus y fuimos a callejear un poco por París, establecimos como meeting point la Torre Eiffel, que hacía años que no veía, y seguimos nuestra ruta por 7º distrito, pasando por Los Inválidos, el Museo de Orsay, con una pequeña pausa para comer en Coya, un restaurante que recomiendo en absoluto y finalmente llegando a Notre-Dame, dónde pude ver de nuevo la catedral sin la torre central (que quedó arrasada tras un incendio que hubo hará unos años), fue impactante verla así.
Me reencontré con todo el grupo y esa tarde había algo que unía a todo Francia: los cuartos de final de la World Cup en la que los azules se enfrentaban a Polonia, y efectivamente ganó Francia.
Una vez terminado el partido, tomamos una copa de vino, fuimos al apartamento a recoger nuestras cosas y puse rumbo de nuevo al Aeropuerto de Charles de Gaulle, dónde mi avión salía a las 21hrs con rumbo a Barcelona.
Algunas fotos del último día en París
Fue un viaje muy divertido y que esperaba desde hacía tiempo, con el grupo solemos vernos cada 3-4 meses pero con Miguel, que vive en México hacía tres años que no le veíamos, así que lo pasamos en grande y disfrutamos como los viejos tiempos en los que vivámos todos en Barcelona.
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