Montpellier: Escapada de fin de semana
- Alfredo Moya
- 24 dic 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 21 nov 2022
Hacer un ERASMUS, te abre la mente en muchos sentidos, te permite conocer nuevas culturas y conocer gente de diferentes partes del mundo cuyas vidas probablemente nunca se llegarían a cruzar.
Lo mejor que saqué de esa experiencia, es el haber conocido a grandes amigos repartidos por todo Europa, así que cuando dispongo de algo de tiempo libre, fijo el radar y voy hacia allá.
Esta vez, decidí poner rumbo a Montpellier, ciudad francesa situada apenas 1h 30 de la frontera y accesible desde Barcelona con relativa facilidad. Estuve mirando cuál era la mejor opción para ir, de repente, vi una promo de BlaBlaBus en la que anunciaban buses por sólo 9€ por trayecto; los compré al instante.
Habiendo dormido apenas una hora, la mañana del sábado puse rumbo a Montpellier, por delante 4h y media de autobús con un par de paradas para estirar las piernas.
Salí a las 9 de la mañana de Barcelona y a las 13:30 ya estaba en la Gare Routière de Sabines, dónde me recogía mi buen amigo Florent, aka. Leleut.
Nos montamos en el coche y pusimos rumbo a un supermercado de Europa del Este para seguir con nuestra tradición de Erasmus, compramos cervezas de Rumanía para la comida y después de comer, pusimos rumbo al centro histórico de Montpellier.

Algo curioso, es que el Centro Histórico de Montpellier está situado encima de una colina, con lo cuál queda elevado respecto al resto de la ciudad, es todo peatonal y sólo se accede a pie o con el tramvía.
Empezamos nuestra ruta desde la Place de la Comedie, centro neurálgico de la ciudad, repleto de bares y cafeterías y con un parque dónde organizan diferentes exposiciones temporales, ese día había una Expo de Cultura Africana, dónde pudimos probar diferentes platos y cervezas de Mozambique, Túnez y Argelia.
Seguimos callejeando por las estrechas calles del casco antiguo de la ciudad hasta llegar a la Place Jean Jaurès, punto de encuentro de los estudiantes y repleto de terrazas dónde tomamos una cerveza francesa, la Phenicienne de Marsella, así cómo algunas tapas, concepto que los franceses han adoptado a puntos que ni llegaríais a imaginar, incluyendo el pan con tomate.

Otro de los sitios que hay que ver, en dirección opuesta al Rio, es el Arco del Triunfo, es algo muy característico de la sociedad francesa, todas las ciudades tiene uno, pero el de Montpellier es bastante bonito.

Delante del arco del Triunfo, se encuentran los Jardines y Promenade du Peyrou, un parque dónde la gente de la ciudad suele ir a tomar unas cervezas, descansar y disfrutar de un momento de relax, un pequeño Palacete con un estanque, culminan ese entorno, si subes las escaleras, llegas hasta un mirador dónde puedes ver gran parte de la ciudad y el Gran Acueducto de Saint-Clement de Montpellier, de doble piso y arcada, se extiende a lo largo de 800m y es increíble de ver, tanto desde la cima, como desde abajo.
Esa tarde, cenamos en el Hopulus Brewpub, una cervecería que hace su propia cerveza y que cada mes actualiza su carta, es decir, nunca encontrarás la misma selección. Debo decir, que prové tres cervezas diferentes, una lager, una IPA y una tostada y todas estaban increíbles. A parte de la cerveza, tienen una selección de quesos y embutidos, todos ellos km. 0 y de calidad increíble, os lo recomiendo.
Después de cenar, ya que las restricciones del COVID lo permitían y al estar en posesión del Certificado de Vacunación, pusimos rumbo al Café Oz-Australian Pub, un pub-discoteca a la orilla del río y punto de encuentro de todos los estudiantes de la ciudad. Allí, junto con varios amigos estuvimos tomando unas cervezas y bailando hasta que no pudimos más, es un sitio que lo recomiendo al 100%.
Ojo: En Francia, piden que al entrar, los grupos sean equitativos, es decir, un grupo de sólo chicas, o chicos, no puede entrar, siempre te pedirán que el grupo sea mixto, así que es turno para hacer nuevas amistades en la puerta de la discoteca.
DIA 2

Al día siguiente, fuimos a comer al restaurante Le Bistrok, situado en pleno casco antiguo de la ciudad. Muy acogedor y el personal super atento, comimos algo más tipico y tradicional francés pero con un toque moderno y fusión, os lo recomiendo.
Después de comer, visitamos la Catedral de San Pedro de Montpellier, un edificio que impacta muchísimo de ver por la gran envergadura de sus pilares y columnas, a sus pies, hay algunas terracitas dónde tomar algo.
Eso si, una de las cosas imprescindibles a visitar, es el Barrio Antigone. Te cuento porqué
Diseñado por Ricardo Bofill en 1977 y finalizado en el 2000, es una obra de arquitectura que no te dejará indiferente. Se trata de un barrio de nueva creación que se inspira en la cultura griega y romana, con cierto estilo neoclásico y mezclando elementos de arquitectura contemporánea, es una mezcla de sensaciones y vibraciones que vale la pena ver de primera mano.
Mi recomendación: Empezar la visita entrando al Centro Comercial Polygone desde la Comèdie, así podréis empezar la visita desde la cima e ir bajando toda la avenida principal hasta llegar a la orilla del rio, sitio dónde hay un edificio en forma de arco de triunfo, pero con 30 plantas de oficinas en su interior.
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