top of page

De Praga a Cracovia, y tiro porqué me toca

  • Foto del escritor: Alfredo Moya
    Alfredo Moya
  • 15 ago 2018
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 24 dic 2022

Como viajero, me gusta maximizar cada una de las escapadas que hago y contar con algo de variedad: No quedarse fijo en una ciudad o país, cambiar y visitar diferentes sitios en sus proximidades.


En Enero de 2018 decidí probar dicha filosofía de viaje, pues visité Viena, Bratislava y Budapest, tres ciudades en tres países diferentes que están relativamente cerca viajando en tren; apostamos por hacer lo mismo pero con algo más de calma, reduciendo los países a visitar y alargar la duración del viaje, siendo el día de traslado no computable y sin nada programado hasta el día siguiente.


La aventura de cambiar de país empezaba de nuevo, la experiencia que nos precedía me indicaba que debíamos tomarlo con calma y serenidad, pues en Viena casi acabamos peleados al perder uno de los integrantes del grupo y el no encontrar cuál era el andén correspondiente, era algo que no se debía repetir.

17/7/18 a las 9:40 salíamos de nuestro hotel en Praga rumbo al Metro para poder llegar hasta la estación central de Hlavní Nadrazi, parecía que esta vez íbamos con suficiente antelación hasta entrar en el Metro, vimos como cerraba las puertas en nuestras narices y 8 minutos de espera harían explotar los nervios de algún integrante del grupo; significando el posible inicio del caos previo a las 7h de tren hasta Cracovia, Polonia.

Cara de felicidad cuando la cerveza en el tren, vale 60 céntimos

Fuimos a paso valiente, sin prisa pero sin pausa hasta encontrar nuestro andén, o eso creíamos… El andén para nuestro tren era el 4 y no había ni tren ni señalética que lo anunciara, estuve preguntando a los pocos trabajadores de la estación por nuestro tren y todos respondían en Checo y diciendo que “No English, sorry”. Esperamos y con un retraso de 21minutos, nos subimos al vagón de primera clase de este Intercity con destino Polonia.

Después de realizar 3h40min desde Viena a Budapest con parada de 10h en Bratislava, vimos que la 2ª clase acabaría con nuestra paciencia, desembolsamos 67Euros tan a gusto y nos sentamos en ese vagón Premium, donde nos recibieron con aguas gratis y periódicos locales.


El tren arrancó, mentalmente hicimos todos un pacto que garantizaba la integridad de los miembros del grupo, nada de comentarios de cuando llegamos o aún falta mucho, fue un milagro pero debo decir que lo cumplimos a rajatabla. El revisor, muy amable, nos trajo unas cartas donde había diferentes menús y platos para comer del vagón restaurante, la calidad era estupenda, nos llevaron unos manjares espectaculares, nada que envidiar por parte de su homólogo en España que sirve snacks congelados.

Las primeras dos horas y media fueron algo más aburridas, teníamos asientos reservados en mesas de 4 y en uno de los asientos se sentó un chico Polaco, a la que se fue, empezamos a estirar las piernas encima de los asientos, acomodar las mochilas y disfrutar del paisaje y de la comida que nos llevaron, comimos por 5 euros y la calidad era estupenda, yo me tomé entre tres y cuatro cervezas de 0,5L a menos de un euro cada una, increíble…

Tras una parada de 20min en Bohumín que me sirvió para ir a fumar y para el maquinista el cambiar la locomotora, entrabamos en territorio polaco, estábamos más cerca de Cracovia que de Praga por primera vez. Esas dos horas y poco restantes fueron algo más pesadas, el cansancio se íba acumulando y los nervios se agudizaban.

Por arte de magia, con 45min de retraso, nuestro tren hacía entrada en la Estación de Glowny, Cracovia, bajamos nuestro equipaje e intentamos salir de una estación que parecía un laberinto, no quedaba nada claro dónde estaba la salida y nuestro UBER estaba listo en el punto de recogida; lo logramos.


Sacamos algo de dinero del cajero, nos subimos en ese coche y en menos de 15minutos nos encontrábamos en la puerta del Hotel Royal, allí pasaríamos tres noches más en un país totalmente nuevo pero parecido al anterior visitado. Cuando reservamos en Barcelona, nos sorprendió el ver que 85m2 por habitación nos esperaban allí y cierto, todos esos metros cuadrados conformaban el dónde dormir en Cracovia, digno de considerarse el ser una Suite.

Pocas maletas deshicimos esa tarde, pusimos rumbo directo al centro y fuimos a comer algo, estábamos sedientos y hambrientos a la vez que queríamos caminar y hacer la primera toma de contacto con la ciudad, lo hicimos con mucha tranquilidad hasta el momento que nos levantamos de tomar una cerveza y fuimos a cenar, dónde queríamos ir estaba ya a punto de cerrar, acabamos en una especie de pizzería donde el cliente personaliza desde 0 los ingredientes que la conforman por 5,50€.

Al terminar esa cena improvisada, nos pusimos las chaquetas y fuimos rumbo a una calle donde nos embaucaron para tomar copas, fue allí cuando empezamos a tantear un poco cuál era el ambiente de la ciudad, acabando sin querer dentro de un karaoke regentado por una especie de secta y gente enfarlopada, seguido de unos chupitos de Soplica en un bar cerca de la Lonja de los Paños de Cracovia. La noche parecía animarse pero no todos íbamos al mismo compás, el sueño empezaba a aparecer, eran casi las tres y pusimos rumbo al Hotel de nuevo, con ganas de afrontar nuestro primer día en Polonia visitando el Campo de Concentración de Auschwitz-Birkenau, cuyo tour organizado nos recogería cerca de nuestro hotel a las 12:30.

Esa noche, a 18ºC, tuvimos que hacer uso de los edredones que nos habían dejado a nuestra disposición, algo impensable en Julio siendo nativos de Barcelona.

Comments


Image by Marco Meyer

MY OWN GRAND TOUR

TO TRAVEL IS THE ANSWER, THE QUESTION IS UP TO YOU

  Artículo del blog  

Blog redactado y diseñado por Alfredo Moya, 2018-2024

bottom of page