Amsterdam: La ciudad canal (Día 1)
- Alfredo Moya
- 1 jul 2022
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 nov 2022
Aunque desafortunadamente se haya ganado la reputación a nivel internacional por su flexibilidad y tolerancia hacia las drogas y la legalización del cannabis, esta ciudad holandesa es mucho más que coffee shops.
Un dato curioso, ¿sabías que la Amsterdam no es la capital de los Países Bajos? La capital está en la Haya...
Situada bajo el nivel del mar y ganándole terreno día tras días, esta imponente y curiosa ciudad es el centro y corazón de Holanda.
Llegué al Aeropuerto de Schipol a las 9 de la mañana, bajo el cielo gris, típico del Centro de Europa, me perdí por dentro del mismo hasta que finalmente encontré el tren que nos podría llevar a la ciudad y poder dejar las maletas en el hotel antes de empezar a callejear.
Una vez dejadas las maletas, decidimos ir a desayunar, hay un sítio muy emblemático llamado Van Stapele Koekmakerij, muy famoso por sus galletas de chocolate negro y crema de leche y dirás... ¿de dónde le viene la fama? Pues como curiosidad, esta panadería hornea un numero limitado de galletas al día y cuando se terminan simplemente bajan la persiana y hay un límite de 7 galletas por persona; valen la pena, de verdad.
Ya desayunados, empezamos a callejear por las calles del centro, cruzando los famosos puentes de la ciudad, con sus terrazas a la orilla de los canales y visitando el Mercado de Flores, algo muy típico de los Países Bajos.
Ese mismo día, conseguimos entradas para visitar la Casa Museo de Anna Frank, un lugar emblemático en el que se redactó la famosa obra del Diario de Anna Frank, que narra la historia real de una familia holandesa que vivía oculta de los nazis en el desván de unas oficinas tras pasadizos secretos y trampillas que dificultaban el poder ser localizados. El museo además, cuenta la historia de cómo se vivió la invasión alemana durante la Segunda Guerra Mundial y las consecuencias que tuvo para la sociedad judía que vivía en la ciudad.

Ese día, decidimos comer en un restaurante a las orillas del canal, una especie de taberna holandesa dónde pudimos probar diferentes quesos típicos de las diferentes regiones del país, ya que Holanda es sin duda un gran productor láctico, junto con varias de sus cervezas artesanales. El sitio se llama Proeflokaal Arendsnest, os lo recomiendo al 100%
Como es obvio, tras comer, alquilamos unas bicicletas para recorrer el centro de la ciudad, perdiéndonos entre calles y puentes que parecían ser los mismos sin ser capaces de orientarse, rumbo al Vondelpark, el parque más famoso de la ciudad, dónde uno puede tumbarse un rato, tomar una cerveza con los amigos o simplemente parar a descansar antes de visitar cualquiera de los museos que hay cerca.
Cerca del Vondelpark, se encuentran los principales museos de la ciudad, El Van Gogh, el Rijksmuseum o el más popular entre los jóvenes que es el Moco Museum de arte moderno, nosotros llegamos algo tarde y ya no aceptaban visitas. En ese momento nos dimos cuenta de que no podíamos seguir yendo a horario español.

Como nos quedamos sin poder entrar en los museos ese día, optamos por visitar la House of Bols, una destileria neerlandesa, precursora en la invención de la ginebra y mucho antes que los ingleses... La verdad, es que la Ginebra, o Genever, la inventó la familia Bols en Amsterdam y como regalo a la família real británica, los ingleses, decidieron empezar a producirla en su país pero de forma algo distinta. En la House of Bols, tienes incluída una experiencia inmersiva que es bastante interesante, más un cocktail al final de la visita a tu elección, es espectacular.

Cómo no, al caer la noche, decidimos hacer lo que todo turista dice querer hacer en la ciudad, visitar uno de los miles de Coffee Shops que hay en la ciudad, en nuestro caso, elegimos el Bulldog, uno de los más famosos. Lo curioso, es que no está permitido el consumo de cannabis en toda la ciudad, se permite en zonas controladas y específicas, algo que la gente tiene mal idealizado.
Decidimos comprar un joint y hacer el Check en la lista y con la boca algo seca, pusimos rumbo al hotel para descansar, mañana sería otro día.
¡Continuaré en un segundo post!
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