Viajar en plena pandemia del Coronavirus
- Alfredo Moya
- 16 ago 2020
- 4 Min. de lectura
Todos eramos muy felices, nadie pudo imaginar que algo parecido podría romper con lo establecido, acabar con la normalidad, sufrimiento y la pérdida de seres queridos.
En este post, quiero narrar la historia y locura de lo que fue viajar y planificar en plena pandemia, justo el dia siguiente a la finalización del Estado de Alarma impuesto en España.
Mi abuela siempre me decía que en esta vida querer es poder y que por amor, todo se vale y todo se puede, eso es totalmente cierto.
Me ví frustrado, la imposibilidad de encontrar rutas directas a ciudades que desde siempre habían gozado de 6-7 vuelos al día y que ahora estaban todos cancelados más el hecho de que había muchas regulaciones de viaje y era imposible encontrar información fiable.
Mi objetivo? Llegar hasta Ankara, la capital de Turquía.
Estuve días dándole vueltas al asunto, buscando vuelos, posibles conexiones y consultando si las opciones disponibles eran vuelos programados o vuelos que ya operaban con normalidad, a través de FlightRadar24 o AESA, viendo el historial de los vuelos seleccionados para asegurar llegar al destino y no quedarme a medio camino.
Pasé muchas horas y días hablando con distintas embajadas en España, Turquía y Alemania e incluso en Bulgaria en búsqueda de opciones para llegar a mi destino, información sobre la regulación de viaje de los distintos países y al cabo de varias semanas me confirmaron la apertura de fronteras. Fue en ese momento que después de tanta búsqueda, descubrí que ciertos vuelos vía Alemania operaban en "cierta normalidad" y me lanzé.
El problema era que las fechas en las que quería viajar, entraban dentro del Estado de Alarma y del período en el que España tenía sus fronteras cerradas, pero decidí jugármela.
Para un trayecto que se puede hacer directo o con una escala de una hora, se convirtió en el viaje con las escalas más largas que he hecho hasta la fecha para ir hasta un lugar relativamente cercano.

Para la ida, tuve que volar desde Barcelona a Múnich, allí hacer una escala de 8 horas y luego volar hasta Ankara.
Para la vuelta, tuve que volar desde Ankara a Múnich, realizar una escala de 5 horas para volar a Frankfurt y realizar otra escala de 10 horas para finalmente llegar a Barcelona.
Mi llegada al Aeropuerto de Barcelona fue desoladora, el Aeropuerto estaba completamente vacío. Al entrar, me tomaron la temperatura y me acompañaron al mostrador de facturación donde no había nadie haciendo cola. Facturé mi maleta y fui a la puerta de embarque. La terminal estaba vacía, no había nadie, era finales de Junio y nadie podía/quería viajar. Estuve hablando con algún que otro pasajero, algunos iban directos a Múnich y otros hacían escalas increíbles como volar a Ginebra, Estocolmo, Oslo o incluso Lyon, todas ellas destinaciones que gozaban de 5 vuelos al día como mínimo y que ahora nada.


Embarcamos, el avión daba miedo, ver todo el mundo con mascarilla, el avión iba a máxima capacidad, lleno de gente que llevaba meses esperando para volver al lado de sus familiares, amigos, familias, parejas, etc. El vuelo fue curioso, se servia la comida a los asientos de ventana A y pasillo D, una vez estos acaban, a los asientos B y E y los últimos los situados en C y F, para garantizar que nadie pudiera contagiarse.
Mi llegada a Múnich fue desoladora, Múnich es uno de los aeropuertos más concurridos de Europa, estába vacío, no habia literalmente nadie. Rellenamos un cuestionario de sanidad y pude salir a la calle. Pasé unas cuantas horas en el Aeropuerto, entre la sala de fumadores, el biergarten, el supermercado y los sofás para ver un poco de Netflix, no me cruce con nadie en ningún momento hasta llegar a la puerta de embarque de mi próximo vuelo destino Ankara. El avión, un A330 con capacidad para 280 pasajeros íba vacio, pregunté a la azafata y me confirmó que eramos solamente 30 personas abordo, mi hilera estaba vacía.
Justo antes de llegar a Turquía, tuvimos que rellenar un cuestionario de sanidad, al aterrizar pasamos por un control de temperatura y luego el control de pasaportes. Finalmente pude recoger mi maleta y después de 14 horas de viaje todo cobró sentido y me sentí feliz de estar allí.
Durante mi estancia en Turquía, volé a Izmir, ese vuelo fue curioso, ví que las medidas de seguridad y sanidad eran muy estrictas, nos prohibieron llevar en cabina cualquier otra cosa que no fuera el teléfono o el pasaporte, todo el resto iba facturado por motivos de sanidad e higiéne, la vuelta a Ankara fue más o menos lo mismo.
La vuelta a Barcelona fue un poco más dura, nos levantamos a medianoche para ir al Aeropuerto, mi vuelo salía a las 03.30am con rumbo a Munich, tuve que pasar los controles de seguridad y sanidad previos al embarque y mi vuelo despegó puntual y lo mismo que la ida, el vuelo iba practicamente vacío, tenia toda la hilera libre para mí.
A mi llegada a Alemania tuve que responder a varias preguntas en el control de pasaportes, en ese momento las llegadas de fuera de la Unión Europea estaban prohibidas salvo casos excepcionales, parece ser que mi historia les conmovió y era "excepcional" y casi se puso a llorar el agente de pasaportes, así que sello y bienvenido a Alemania. Por adelante, otra escala interminable para el próximo vuelo rumbo a Frankfurt. Habían pasado 13 días desde mi visita a Munich y el ambiente ya empezaba a mejorar, ya había más pasajeros, se notaba que la gente ya empezaba a viajar un poco más pero lejos de la normalidad. A las 11:30 y con retraso embarque y puse rumbo a Frankfurt, la llegada al aeropuerto me dejó alucinado, el aeropuerto estaba lleno, muy lleno. Justo al desembarcar tuve que ir a las oficinas de Lufthansa para gestionar que mi maleta llegara a destino y pregunté acerca de toda esa marabunta de gente, la respuesta fue: En este momento sólo existen dos aeropuertos que desde los que volar a cualquier destino: Frankfurt y Londres-Heathrow.

Tuve suerte de tener conocidos cerca de Frankfurt y pude pasar mis 10 horas de escala entretenido con amigos en Heidelberg, eso me costó el casi perder mi vuelo pero lo conseguí.
Eran las 00:00 del día siguiente, al cabo de 24 horas, llegaba a Barcelona.
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