Viena: Preámbulo de un concierto de música clásica permanente.
- Alfredo Moya
- 15 abr 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 16 abr 2018
Considerada la mejor ciudad del mundo para vivir y en calidad de vida, la capital de Austria y sede de la OSCE esconde mil y una maravillas en un entorno clásico, propio de la época de Mozart y de Strauss.
Fundada en el S. X aC por los celtas, Viena siempre ha tenido algo que la hace especial. Su papel más importante en la historia contemporánea se remonta al S. XIX, época del esplendor de la música clásica que convirtió a Viena en la capital mundial de dicho arte.

Desde que tenemos conciencia, todos nos hemos levantado algún día 1 de enero para ver el concierto de la Filarmónica de Viena, en cuyo evento se rememora y se rinde homenaje a los grandes músicos clásicos austriacos como Mozart, Schubert, Strauss, Bach, Offenbach o Beethoven, pues esa esencia clásica de frac y abrigos de terciopelo aún no se ha perdido y nunca se perderá.
Sus calles, su gente, su forma de ser o su forma de caminar alegre por la calles desprende una esencia especial que te transporta trescientos años hacia atrás en el tiempo. La ciudad, se define como la típica ciudad aparador europea y de culto, pues no hay edificio emblemático que te parezca pequeño y/o poco ostentoso. Una mezcla de culturas barrocas y contemporáneas dan como resultado el skyline vienés y tambien caracteriza a su ciudadanos y en parte explica su forma de ser, muy curiosa >> (esto seguirá en otro post)
Algo que sin duda recomiendo, es pasear por las calles de Viena con el objetivo de perderte por ellas. El transporte público es altamente eficiente y muy frecuente pero las distancias, son relativamente cortas y todos los caminos, llevan siempre a Karlsplatz, el centro de la ciudad.
Nosotros, empezamos nuestra ruta por la capital un lunes nublado de enero, a 4 grados de temperatura y rodeados de nieve. Nuestro alojamiento estába a escasos metro de Mariahilfer Strasse, la principal avenida comercial de Viena. Esa avenida peatonal de grandes dimensiones, me recuerda mucho al Portal de l'Àngel en Barcelona o a Grafton St, en Dublín. Por esas calles, veías gente de todas las edades, abrigados hasta la médula y con grandes bolsas de diferentes tiendas.
Algo que me sorprendió y me dejó boquiabierto fue llegar a Rathaus Platz, la plaza principal de Viena y ubicación del ayuntamiento y del Gran Mercado Navideño, uno de los sitios más mágicos que he visto por Europa. Un total de más de 50 tiendas artesanales, 4 kilómetros de pistas de patinaje sobre hielo y distintos bares vieneses conforman el Wiener Frohe Weihnachten. Decidimos allí involucrarnos algo más en su cultura, pidiendo unos vasos de vino tinto caliente, algo que la gente de allí acostumbra a tomar para poder combatir el frío de forma fulminante.


Algo que muchas ciudades europeas tienen en común, por tonto que sea, es tener una gran noria que les identifica. Viena no es la excepción y tiene el Parque Prater, dónde podemos encontrarnos con una gran Noria en la que se puede cenar dentro o simplemente montarse en ella como un turista cualquiera.
Las vistas desde esa noria, eran espectaculares, pues como en muchas ciudades que he visitado, Viena se debe incluir en la lista de "Ciudades que son más bonitas de noche que de día"
¡Palmas, palmas, palmas!
Lo más característico de Viena, sin duda alguna, es la música clásica...
Si algo tiene la ciudad, es que puede presumir de que hay conciertos de su filarmónica a diario, los 365 días del año y varios turnos en un mismo día.
Uno no puede irse de la ciudad, le guste o no la música clásica, sin entrar en ese majestuoso palacio y disfrutar de Canciones como la Marcha Radetzky, el Danubio Azul, el Canon en D Mayor o la 9ª sinfonía de Beethoven, en vivo y en directo.
Y siempre, hay alternativas para los más golosos, pues la ciudad, presume de ser el orígen de la famosa tarta Sácher. Justo detrás de la Ópera, nos encontramos con un hotel de 5* llamado Sácher, sitio donde se creó dicho postre. Invertir 20€ en un trozo de tarta y un café en el lobby del Gran Hotel, lo vale.
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