Israel: Baño en el Mar Muerto & Masada

Creo firmemente que muchas personas comparten un deseo si les gusta viajar, bañarse en el Mar Muerto y experimentar lo que es flotar de forma increíble, muy lejos de lo que supone bañarse en las aguas del Mediterráneo o bien del Caribe.

Este deseo, se puede hacer realidad si viajas a Egipto, Jordania o a Israel, siendo este último mi caso.

Después de callejear por Tel-Aviv y pasar por la ciudad Santa de Jerusalem, nos pusimos el despertador a las 3 de la mañana con rumbo a la fortaleza de Masada, en el extremo sur de Israel y muy cerca de la frontera con Jordania.

En ese enclave preciso, se encuentra el Parque Natural de Ein Gedi y el complejo turístico de Ein Bokek, todo ello a los pies de la Antigua Fortaleza de Masada, un recinto amurallado en la cima de una colina. ¿Nuestro objetivo? Ver la salida del sol desde la cima; ¿conseguirlo? Eso estaba por ver…

Conquistada la Cima de Masada

1a parada: Rumbo a Masada y al Mar Muerto:

Con los ojos cerrados y sin apenas tiempo para podernos duchar, salimos corriendo de nuestro Hostel en Jerusalem, rumbo al garaje dónde habíamos aparcado nuestro coche. Con varios problemas para poderlo sacar y una barrera que no se abría, pronto pusimos rumba a Masada.

Ante la situación de conflicto que hay entre Israel y Palestina, unos decían de evitar conducir por territorio palestino, otros decían que no había problema, ese día decidimos rodear Jersualem y no salir de Israel, tardando una hora extra para llegar.

Exprimimos el coche al máximo por las carreteras de Israel y conseguimos, tras 2h 30min, llegar a los pies de Masada; desafortunadamente, el teleférico que subía hasta la cima de la colina abría a las 8 de la mañana y apenas eran las 6:00…

Fortaleza de Masada, Israel

¿Qué hacemos? Vamos a subir andando…. Nuestra subida fue larga pero increíble, lamentablemente no pudimos ver el amanecer desde la cima, pero lo pudimos contemplar desde un mirador a medio camino, fue realmente INCREÍBLE.

Tras una hora de subir y un desnivel de 450 metros, llegamos a la cima y pudimos visitar los restos arqueológicos de esa fortaleza, con más de dos mil años de historia.

Tras contemplar las vistas de toda la bahía de Ein Bokek desde la cima, bajamos esta vez si en teleférico para ir a buscar el coche y pusimos rumbo a la Reserva Natural de Ein Gedi, dispuestos a realizar nuestro primer baño en el Mar Muerto y sin saber lo que ello comportaba…

Flotando en el Mar Muerto

¡Nos cambiamos y a 28ºC nos lanzamos al mar! Nos lo habían advertido, ojo con el Mar Muerto, la concentración de sal es muy elevada, pero muy elevada…

Grave error el que uno de nosotros accidentalmente abrió los ojos al zambullirse, estuvo casi 30-40 minutos sin poder abrir los ojos, al igual que yo cometí el grave error de abrir la boca en el mar, sensación desagradable que tardó casi dos horas en desaparecer..

Pese a eso, debo decir que intentar zambullirte y ver que no puedes es algo increíble, por mas que lo intentes flotas de forma sobrenatural, ¡no te hundes ni queriendo!

2a parte: Vamos a hacer Sandboard:

Una vez disfrutada esta experiencia, fuimos a comer cerca de Ein Bokek, dónde había un gran complejo comercial y varios restaurantes, debo decir que es la mejor hamburguesa de McDonalds que he probado en mi vida, sabía mejor que muchas hamburgueserías en España, de verdad.

Ya con el estómago lleno, pusimos rumbo al sur, cerca de la frontera con Egipto. Allí, íbamos a disfrutar de una tarde haciendo sandboard, cómo su nombre indica, hacer surf en las dunas del desierto, apto y recomendable para todos los públicos y grados de experiencia.

Nunca he ido a hacer surf, dudaba si la experiencia sería divertida… y realmente lo fue. Montaron cómo una especie de tienda de campaña dónde pudimos tomar te y diferentes bebidas antes, durante y después de hacer sandboard, con una pequeña hoguera en el medio, estuvimos toda la tarde pasando un buen rato con el grupo de 24 españoles que habíamos viajado a Israel.

Cuándo empezó a anochecer y estábamos cubiertos de sal y de arena, decidimos poner rumbo de vuelta a Tel-Aviv, con dos horas y media de trayecto por delante y muy mala visibilidad, arrancamos rumbo a la capital, con ganas de descubrir la increíble metrópolis.