Cluj-Napoca: Vuelta a casa
- Alfredo Moya
- 16 sept 2021
- 3 Min. de lectura
Muchos dicen "home is where the heart is", eso es totalmente cierto.
Aunque sólo fueran cinco meses de mi vida, una parte de ella se quedó en Cluj-Napoca, eso hace que para mí esa ciudad siga considerada como mi casa.
Mi Erasmus terminó en febrero de 2019, hasta la fecha no había vuelto a pisar Rumanía, a excepción de Bucharest y Bacau al hacer escala para volver a Barcelona, casi dos años y medio sin volver a pisar esa ciudad del este de Europa que muchos desconoces y que pocos la conocemos bien.

Ya había organizado mis vacaciones, íba a estar unos dias en Croacia y luego volver a España, pero de forma inesperada, decidimos en una videollamada a altas horas de la madrugada que era hora de volver... y así lo hicimos, reservamos vuelos y ¡de vuelta acasâ!
Los primeros en llegar fueron Valentin y Dylan desde Bruselas, luego yo desde Barcelona, seguido de Lucas desde Charleroi y Ronny desde Madrid, todos en días diferentes, pero finalmente reunidos.
Llegar a Cluj, una ciudad universitaria dónde hay fiesta y ocio hasta la madrugada, pero en tiempos de COVID fue algo extraño, la ciudad estaba muy tranquila y apenas había movimiento de gente, todo eso cambió hasta llegar a nuestro pub por excelencia: Caro Club.
Esa misma noche después de tomar unas copas, fuimos a ver nuestro antiguo dormitorio y en busca del guarda de seguridad que tantas fiestas había alegrado y a veces arruinado... Resultó que lo habían echado...
Ya al día siguiente, nos reunimos con conocidos de la ciudad de varios países y nos preparamos para una noche épica en Cluj, eso sí, pasando antes por Sultan, nuestro kebab de referencia en la ciudad, entre shots de tequila y cerveza barata, la noche voló y llego Lucas desde Bélgica para seguir con la fiesta.

A la mañana siguiente, Ronny nos despertó con su llegada a Cluj y fuimos a comer a Roata, un restaurante típico rumano, haciendo estómago para el día que nos esperaba.
Con mucha melancolía, decidimos ir a Hasdeu, nuestro dormitorio de Erasmus y por sorpresa, vimos que la puerta estaba abierta y decidimos entrar. Pudimos ver nuestras habitaciones, ver las obras que estaban haciendo hasta que un guarda de seguridad nos echó, como hace dos años por hacer demasiadas fiestas dentro. fue too much!
Sin duda alguna, visitamos los sitios emblemáticos como nuestro Platinia Shopping Mall, el Parcul Central y finalmente nuestro restaurante estrella: Mama Manu, en el cuál sirven un plato asquerosamente delicioso llamada carne cu cartofi (Carne de kebap, fritas, salsa garlic y ketchup con chili, todo mezclado; una guarrada, ¿verdad? ¡Pues está de muerte!
Pudimos disfrutar de casi una semana en Cluj, recorriendo todos aquellos sitios y calles que habían visto de todo y que nos traían tan buenos recuerdos, visitamos nuestros bares como SHTO, Sovier Bar o el Che Guevara Social Pub y a partir de entonces empezaron las lágrimas…
Creo que nada ni nadie ha salido indemne de la situación actual del COVID-19, fuimos recorriendo la ciudad en búsqueda de bares, restaurantes y clubes dónde solíamos salir entonces, la gran decepción fue empezar a verlos prácticamente todos cerrados, algunos habían desparecido por completo y otros habían sido reemplazados, la ciudad de Cluj que todos recordábamos había cambiado por completo…
A su defensa, debo decir que, con el paso del tiempo, la ciudad ha ido ganando a nivel de infraestructuras, las calles vuelven a estar asfaltadas, las aceras son aceras, han inventado el carril bici en la ciudad (no había en 2019) y varios edificios como la Casa de Cultura habían sido remodelados y ahora relucían.

Volver a Cluj-Napoca era una decisión algo extraña, tenía dudas acerca de si quería conservar el recuerdo que tenía de ella y miedo a volver y que ese recuerdo se convirtiera en algo amargo… La decisión fue acertada, pude ver un Cluj diferente pero realmente con la misma esencia de siempre, rodeado de gente con la que había vivido una de las mejores etapas de mi vida que sólo quien haya vivido en Cluj será capaz de llegar a entender.
Solo puedo añadir una palabra para terminar este post, que es: WHICSIC. (Intentad descifrar su significado)
Os dejo la canción que para nosotros fue la banda sonora de nuestro paso por Rumanía, back in 2018-2019: Inainte Sa Ne Fi Nascut – The Motans.
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